10 factores críticos que ayudan a las escuelas a normalizar la solicitud de ayuda

Los educadores se preguntan cuál es la mejor manera de apoyar el bienestar estudiantil, dados los riesgos que enfrentan los niños y jóvenes de hoy. Históricamente, las escuelas se han centrado principalmente en los estudiantes en riesgo que requieren intervenciones que requieren muchos recursos. Sin embargo, este enfoque reactivo solo aborda los problemas una vez diagnosticados u observados, como el ausentismo, el bajo rendimiento académico o el comportamiento disruptivo.

Considerando el papel vital de las escuelas en el bienestar estudiantil, esperar hasta que los estudiantes estén claramente en problemas no es la solución. ¿Cómo pueden las escuelas preparar el terreno para apoyar mejor a los estudiantes con problemas ocultos como la ansiedad, la inseguridad en las necesidades básicas, la violencia doméstica y las ideas suicidas?

¿Por qué es tan difícil pedir ayuda?

Identificar y ayudar a los estudiantes con dificultades sería fácil si acudieran directamente a los profesores o hablaran libremente con sus amigos sobre sus problemas. Desafortunadamente, hay muchas razones por las que esto es la excepción y no la regla.

Un problema crítico es la persistencia del estigma que enfrentan quienes tienen problemas de salud mental, emocional, cognitiva, física y conductual. Otro problema en nuestra cultura individualista es la percepción de que pedir ayuda es una muestra de debilidad y puede generar problemas aún mayores entre compañeros y docentes. Estos obstáculos para buscar ayuda afectan negativamente a estudiantes, familias y educadores.

Como prueba de ello, encuestas recientes revelaron que:

  • 20% de estudiantes necesitan servicios de salud mental, pero sólo uno de cinco recibirlos.
  • Casi un tercio de los estudiantes Quienes consideraron visitar a un profesional de salud mental escolar terminaron no haciéndolo porque no pensaron que sus problemas "fueran lo suficientemente grandes como para molestar a alguien" o sintieron que serían juzgados.
  • Casi la mitad (45 por ciento) de los adolescentes y adultos jóvenes dudan en consultar a un terapeuta porque sienten que sus padres no toman en serio sus preocupaciones, y más de la mitad (53 por ciento) no querrían que sus padres supieran que se reunirían con un consejero escolar o un terapeuta.
  • Casi la mitad (47 por ciento) de los adultos estadounidenses creen que quienes buscan terapia están mostrando debilidad.

Los profesores estaban casi tres veces más probabilidades reportar síntomas de depresión que otros adultos, con más de 50 por ciento Sentirse estresado en el trabajo.

La comunidad escolar necesita sentirse más segura al pedir ayuda. La pregunta es cómo lograrlo. Gran parte de la respuesta reside en crear un ambiente escolar propicio que priorice el bienestar y la conexión como responsabilidades universales, demostradas en el aula, la escuela, el distrito y las políticas.

Normalizar la petición de ayuda y apoyo

Al establecer un apoyo básico para la comunidad escolar en general, podemos empezar a evitar que los pequeños problemas se agraven. Piense en las consecuencias positivas para toda la comunidad escolar, entendiendo que no solo está bien pedir ayuda para uno mismo o para los demás, sino que es lo correcto. Vaya un paso más allá, conectando esta actitud proactiva con la capacidad de acceder fácilmente a los apoyos e intervenciones adecuados.

Un enfoque disperso de apoyo universal y apoyo preventivo no será suficiente. Es necesario que todos participen, con un programa totalmente integrado y consistentemente integrado en la vida cotidiana de la comunidad escolar.

Si bien no existe una solución única para todos, los enfoques generales y las mejores prácticas pueden hacer que sea más probable que los maestros, las familias y los estudiantes se sientan cómodos al pedir ayuda cuando la necesitan.

A continuación se presentan diez formas de promover una cultura que normalice el pedir ayuda:

  1. Construir una cultura de conexión en toda la escuela – Promover actividades y programas escolares que fortalezcan las conexiones entre compañeros, entre estudiantes y maestros, y entre familias y escuelas. Estas relaciones positivas son un factor de protección crucial para los estudiantes en riesgo y abren canales para compartir emociones, experiencias y desafíos.
  2. Establecer expectativas – Los educadores deben ser coherentes en su enfoque del bienestar y en la importancia de pedir ayuda, tanto en la escuela como en cada aula. Las escuelas deben comunicar prioridades claras para el aprendizaje, la seguridad y el bienestar de los estudiantes. Al seleccionar y definir las normas del aula y las habilidades socioemocionales críticas (SEB), la base siempre debe ser fomentar una cultura de amabilidad, cariño y conexión.
  3. Promover la resiliencia en el aula – El desarrollo de la resiliencia es fundamental para los programas de bienestar estudiantil, ya que les ayuda a mejorar su capacidad para afrontar experiencias estresantes y, al mismo tiempo, puede prevenir la aparición de problemas de salud mental o reducir su gravedad. Las actividades de desarrollo de la resiliencia pueden ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades de resolución de problemas, construir y mantener relaciones interpersonales, promover una autoimagen positiva y lograr mejores resultados académicos.
  4. Aumentar la alfabetización en salud mental – Compartir información y brindar capacitación sobre temas y recursos de salud mental puede empoderar al personal escolar, las familias y el alumnado para que hablen abiertamente sobre sus emociones y problemas, comprendan cómo buscar ayuda y luego la soliciten. A nivel de políticas, la alfabetización en salud mental es crucial para identificar y eliminar las prácticas discriminatorias que perjudican al alumnado.
  5. Crear una solución multidimensional – El bienestar tiene múltiples facetas, como la salud mental, emocional, ambiental, conductual y física. El tema del bienestar debe ser lo más inclusivo posible para construir una definición integral, abarcar un amplio espectro de temas en conversaciones y actividades, y reducir la vergüenza y el secretismo que impiden pedir ayuda, independientemente del tipo de dificultad que enfrente el estudiante.
  6. Reconocer diferentes niveles de comodidad – Incluso con una cultura escolar de apoyo, las personas se sentirán cómodas de distintas maneras al hablar sobre problemas de salud mental. Distintos niveles de confianza pueden requerir distintos métodos para acceder a ayuda. Por ejemplo, algunas familias podrían querer explorar los recursos disponibles por su cuenta, otras podrían necesitar hablar anónimamente con un consejero de la línea de ayuda, y otras podrían querer contactar directamente con un recurso dentro de la escuela.
  7. Proporcionar apoyo y recursos para los educadores – Una cosa es decir que los docentes deben incorporar temas y actividades de salud mental en el aula. Otra muy distinta es hacerlo, especialmente de forma consistente y siguiendo un conjunto común de buenas prácticas. El desarrollo profesional y la capacitación ayudarán a establecer expectativas y permitirán a los educadores abordarlas e integrarlas mejor en los planes de estudio.
  8. Promover recursos en la escuela – Una red de apoyo profesional en la escuela puede aumentar la sensación de seguridad del estudiante, reducir el estigma y brindarle experiencia que va más allá de la formación típica de un educador, como en el caso de la ideación suicida. Es más probable que los estudiantes y sus familias recurran directamente a los recursos escolares cuando la escuela ha logrado crear una cultura de conexión y confianza. Dado que los estudiantes ya asisten a la escuela, también hay menos barreras de acceso.
  9. Asociarse con agencias y recursos comunitarios – Las escuelas y los distritos varían considerablemente en cuanto al personal, los recursos y la experiencia con los que cuentan para abordar los diversos problemas de los estudiantes. Además, los apoyos escolares se centran principalmente en ayudar a los estudiantes en riesgo con problemas observados por los docentes o diagnosticados. Las escuelas pueden subsanar estas deficiencias colaborando con los recursos locales para aportar conocimientos, conexiones y recursos adicionales a la comunidad escolar.
  10. Aproveche la tecnología – Las tecnologías digitales y móviles ofrecen una amplia gama de soluciones relacionadas con servicios de salud mental, recursos de bienestar y ayuda en situaciones de crisis. Algunos productos ofrecen servicios específicos, mientras que otros ofrecen una solución más completa. Los servicios pueden prestarse a través de diferentes canales (móvil, web, SMS, etc.), ser más o menos personalizables y ofrecer numerosas funcionalidades. Cada distrito o escuela debe determinar sus necesidades específicas para identificar la solución tecnológica más adecuada.

Un ejemplo de tecnología que apoya su enfoque universal hacia el bienestar y la prevención de daños es el sistema HELPme de STOPit para escuelas primarias y secundarias. Esta aplicación móvil integral facilita la solicitud de ayuda mediante un dispositivo familiar y accesible para todos, con opciones para solicitar ayuda sin importar la comodidad de la persona o su tipo de necesidad:

  • Las personas con poca comodidad pueden explorar una biblioteca de autoayuda con recursos escolares y comunitarios.
  • Las personas en crisis pueden presionar un botón para obtener ayuda anónima las 24 horas, los 7 días de la semana, de un consejero de crisis capacitado.
  • Los maestros, las familias y los estudiantes pueden encontrar fácilmente recursos escolares o comunitarios para tipos específicos de necesidades, como salud mental, violencia doméstica, transporte o inseguridad alimentaria.
  • Las escuelas también pueden beneficiarse de recursos adicionales, como la terapia electrónica y un plan de estudios de neuroresiliencia.

Normalizar la petición de ayuda sienta las bases para el bienestar y la prevención de daños

El bienestar y la prevención de daños deben ser una prioridad sistémica inculcada en todos los miembros de la comunidad escolar. Una forma de construir esta base es creando un ambiente escolar y de aula enriquecedor y conectado que integre constantemente valores y temas de bienestar en la vida escolar cotidiana.

Al buscar soluciones para respaldar estos esfuerzos cruciales, considere el conocimiento y la experiencia del proveedor, los servicios específicos que ofrece y los mecanismos que utiliza para prestarlos. Obtenga más información sobre HELPme de STOPit Solutions para respaldar su programa integral.

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